domingo, 28 de mayo de 2017

Estar gordo pero en forma es un gran mito.

La idea de que las personas pueden ser gordas pero médicamente en forma (en inglés "fat but fit") es un mito, dicen los expertos que hablan en Portugal.


Imagen: http://www.burnthefatblog.com

Su trabajo preliminar, todavía inédito, implicó mirar los expedientes del GP de 3.5 millones de personas en el Reino Unido.

Indican que las personas que eran obesas pero que no tenían signos iniciales de enfermedad cardíaca, diabetes o colesterol alto no estaban protegidas de la mala salud en la vida posterior, contradiciendo investigaciones anteriores.

Un resumen de su estudio fue discutido en el Congreso Europeo sobre Obesidad.

El término "gordo pero en forma" se refiere a la fascinante teoría de que si las personas son obesas, pero todos sus otros factores metabólicos como la presión arterial y el azúcar en la sangre están dentro de los límites recomendados, entonces el peso extra no será perjudicial.

En este estudio, los investigadores de la Universidad de Birmingham analizaron datos de millones de pacientes británicos entre 1995 y 2015 para ver si esta afirmación era verdadera.

Siguieron a las personas que eran obesas al inicio del estudio (definidas como personas con un índice de masa corporal de 30 o más) que no tenían evidencia de enfermedad cardíaca, presión arterial alta, colesterol alto o diabetes en este momento.

Encontraron que estas personas obesas pero "metabólicamente sanas" corren mayor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón, derrames cerebrales e insuficiencia cardiaca que las personas de peso normal.

El Dr. Mike Knapton, de la British Heart Foundation, dijo: "No es frecuente que la investigación en esta escala y magnitud sea capaz de aclarar un antiguo mito". "Estos hallazgos deben tomarse muy en serio y pediría a los profesionales de la salud que los tomen en cuenta".

Pero el estudio no ha aparecido en una revista científica y, como tal, no ha pasado por una serie de controles por otros académicos para juzgar si la información es científicamente sólida.

Es difícil, por ejemplo, saber cuán bien se han tenido en cuenta otros factores influyentes, como la dieta, el estilo de vida o el tabaquismo.

Esto hace que sea difícil para los científicos ver cuán claras son las conclusiones o medir la magnitud de cualquier aumento de los riesgos de mala salud.


Por otro lado, en un estudio liderado por el Doctor Francisco Ortega, de la Universidad de Granada, se concluye que la suma de la grasa más el músculo en relación a la altura (el IMC) es a nivel epidemiológico un predictor más potente de enfermedad cardiovascular futura que el porcentaje de grasa corporal.

Esto hace suponer que es la relación entre el peso y la altura lo que puede suponer un gran estresor para el corazón, independientemente de si la mayor parte del peso está formado por grasa o por masa muscular y de si la persona está en forma.