lunes, 27 de junio de 2011

Una manzana al día podría mantener a la enfermedad cardiaca a raya.

Comer manzanas todos los días podría ser bueno para la salud cardiovascular, según sugiere una investigación reciente.
Las mujeres que comieron manzanas secas todos los días durante un año redujeron su colesterol total en 14%, y sus niveles de colesterol LDL "malo" en 23 %.

"Nunca esperé que el consumo de manzanas redujera el colesterol malo hasta ese punto, al mismo tiempo que aumenta el colesterol HDL o bueno en alrededor de 4%", apuntó en una declaración Bahram Arjmandi, catedrático del departamento de ciencias de la nutrición, los alimentos y el ejercicio de la Universidad Estatal de Florida, en Tallahassee.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., muchos alimentos pueden tener un efecto sobre los niveles de colesterol. Las comidas que contienen grasas saturadas, grasas "trans" y colesterol alimentario pueden aumentar los niveles de colesterol, mientras que las comidas con grasas más saludables, como el aceite de oliva, pueden reducirlos. Los alimentos que contienen fibra, como las frutas, las verduras y los granos integrales, pueden reducir los niveles de colesterol, mientras que los carbohidratos que son pobres en fibra tienden a aumentar los niveles de triglicéridos y a reducir los niveles de colesterol HDL "bueno".
En el estudio actual, los investigadores deseaban evaluar el efecto a largo plazo que el consumo de manzanas podría tener sobre la salud cardiovascular.
Reclutaron a 160 mujeres entre los 45 y 65 años. Las mujeres se asignaron al azar a uno de dos grupos de intervención en la dieta. Un grupo recibió 75 gramos de manzanas secas todos los días durante un año y el otro recibió ciruelas pasas a diario durante un año.
A pesar de la adición de varios cientos de calorías por día a la dieta, las mujeres que comieron manzanas no aumentaron de peso en el transcurso del estudio. De hecho, perdieron un kilo y medio (3.3 libras) de peso en promedio.
Jessica Shapiro, dietista registrada, afirmó que el hecho de que las mujeres no aumentaran de peso no la sorprendió. La adición de manzanas a la dieta probablemente hizo que las mujeres se sintieran más satisfechas debido al contenido de fibra de esta fruta, explicó.
"Por muchos motivos, las manzanas son frutas realmente increíbles", afirmó Shapiro, dietista clínica que asesora a pacientes cardiacos del Centro Médico Montefiore en la ciudad de Nueva York. "Uno de los principales motivos de la bonanza de las manzanas es la fibra. Las manzanas tienen fibra soluble e insoluble. La insoluble se encuentra sobre todo en la piel y la pulpa contiene más fibra soluble".
"La pulpa de una manzana se convierte en una sustancia parecida a la gelatina, muy viscosa, que atrapa al colesterol y lo elimina del organismo. Es como el cepillo de dientes de la naturaleza y elimina las cosas malas", explicó.
"La pectina es otro aspecto positivo de la manzanas. La pectina es una sustancia que se usa para hacer mermeladas y conservas, y contribuye a la viscosidad de lo que pasa por el cuerpo, dándole volumen para ayudar a eliminarlo. Las manzanas también contienen muchísimos antioxidantes y otros componentes naturales", señaló.
Shapiro dijo que recomendaría manzanas frescas en lugar de secas, dado que algunos nutrientes probablemente se pierden en el proceso de deshidratación.


Fuente: MedlinePlus

sábado, 25 de junio de 2011

Asocian la obesidad y la falta de ejercicio con el dolor crónico.

Las personas que hacen ejercicio por lo menos una hora por semana tienen menor riesgo que el resto de padecer dolor en la espalda, el cuello y los hombros.
Esto refuerza la posibilidad de que la obesidad y el sedentarismo influyan en el riesgo de desarrollar dolor crónico en esos sitios, opinó el coautor de un nuevo estudio, doctor Paul Mork, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología.

El equipo de Mork siguió a más de 30.000 adultos participantes de un estudio de Noruega. Les midió el índice de masa corporal (IMC) al inicio del estudio y con qué frecuencia hacían ejercicio. Los participantes fueron seguidos por 11 años.
Los autores dividieron a los sujetos en cuatro categorías según el nivel de ejercicio y en otras cuatro, según el IMC. Registraron también cuántos de cada grupo desarrollaban dolor crónico de cuello, hombros y espalda baja.
Uno de cada 10 participantes tuvo dolor en la espalda baja y casi dos de cada 10, en el cuello o los hombros, tras considerar la edad, el IMC, el tabaquismo y si hacían trabajos manuales.
Los hombres que ejercitaban dos horas o más por semana al inicio del estudio eran un 25 por ciento menos propensos a tener dolor en la espalda baja 11 años después y un 20 por ciento menos propensos a sentir dolor de cuello u hombros, a diferencia de los sedentarios.
Y las mujeres que ejercitaban por lo menos dos horas por semana eran un 8 por ciento menos propensas a tener dolor de espalda baja que las sedentarias y un 9 por ciento menos proclives a tener dolor de cuello y hombros.
El peso también influyó en la aparición del dolor crónico.
Los varones obesos eran casi un 21 por ciento más propensos a desarrollar dolor crónico en la espalda baja que los hombres con peso normal, y un 22 por ciento más proclives a tener dolor de hombro o cuello.
Las obesas eran un 21 por ciento más propensas a desarrollar dolor en la espalda baja que aquellas con peso normal, y tenían un 19 por ciento más riesgo de tener dolor de hombro o cuello.
Mork está convencido de que aun el ejercicio moderado (una hora o más por semana) "puede, de algún modo, compensar el efecto adverso del sobrepeso y la obesidad en el riesgo futuro de desarrollar dolor crónico".
"El dolor crónico de cuello y espalda es importante para la salud pública porque influye en la calidad de vida, la discapacidad y el uso de los recursos de salud", indicó el doctor Adam Goode, fisioterapeuta de la Duke University, en Carolina del Norte, que no participó del estudio.
A mediados de la década de 1990, un estudio de Holanda estimó que el dolor de espalda baja le costaba a ese país casi el 2 por ciento de su producto interno bruto (PIB).
Ahora, el equipo de Mork escribe que "una pequeña reducción de la incidencia del dolor crónico de espalda baja tiene un impacto económico enorme".

Fuente: MedlinePlus

viernes, 24 de junio de 2011

Los niños que se dedican a un solo deporte tienen más probabilidades de hacerse daño, según un estudio.

Según los investigadores, los cuerpos en crecimiento son más vulnerables a las lesiones reiteradas y al juego intenso.
Una investigación reciente sugiere que los niños que se dedican a un solo deporte y excluyen los demás terminan lesionados con más frecuencia.
De hecho, los que se dedicaron a una sola actividad atlética tuvieron cerca del doble de probabilidades de resultar lesionados, frente a los que practicaron varios deportes, señaló el Dr. Neeru Jayanthi, director médico de medicina deportiva de atención primaria de la Facultad de medicina Stritch de la Universidad de Loyola de Chicago.

¿Por qué suceden las lesiones?
"Una razón es el uso repetitivo del mismo grupo de músculos o tensiones en áreas en crecimiento, como la columna vertebral", explicó Jayanthi, que recalcó que los hallazgos eran preliminares. Su equipo, en colaboración con el Hospital Infantil Conmemorativo de Chicago, planea que se inscriban más atletas en una investigación de seguimiento y que esos atletas sean evaluados cada seis meses durante tres años para examinar con más detenimiento cómo puede afectar el entrenamiento intenso el cuerpo de un atleta joven durante los períodos de crecimiento repentinos.
"Lo segundo es el riesgo a la exposición", agregó. "Si usted se está volviendo realmente bueno para un deporte, la intensidad aumenta porque usted está mejorando. La gente está desarrollando habilidades para los deportes como las de un adulto en el cuerpo de los niños. El cuerpo en crecimiento probablemente no pueda tolerar esto".
Los niños más pequeños, los que no habían entrado a la secundaria, tienden a ser especialmente vulnerables, pues sus cuerpos siguen en crecimiento, aseguró Gill, que recomendó que los niños se entrenen en otras cosas y se acondicionen para otros movimientos, o simplemente que practiquen otro deporte.
"Yo le digo a los padres que dejen que los niños sean niños y jueguen varios deportes", dijo. "Descubran en qué son buenos y qué disfrutan". Para la secundaria, cuando los cuerpos son más maduros, es más seguro especializarse, agregó.

Fuente: MedlinePlus

jueves, 2 de junio de 2011

Alimentación. Programa tres14.

En este interesante programa podremos aprender, entre otras cosas:
  • El concepto de nutrigenómica, que consiste en conocer cuáles son los alimentos más adecuados para ciertos grupos de personas en función de sus características genéticas.
  • Cuanto más engorde una persona, menos hormonas de la saciedad (leptinas) producirá su cerebro y, por lo tanto, comerá más y engordará más.
  • Cuanto más rápido se adelgaza, más fuerte es la necesidad de comer porque se produce una caída brusca de la leptina y no se frena el apetito. El descenso de esta hormona nos empuja a comer para recuperar la grasa perdida (efecto yoyó de algunas dietas). Por ello, es mejor adelgazar poco a poco.
Pincha sobre la imagen para ver el programa.

    miércoles, 1 de junio de 2011

    La cara y la cruz de las grasas: ácidos grasos "trans", "omega-3" y "omega-6"

    ÁCIDOS GRASOS "TRANS"

    Según diferentes estudios, las grasas trans, y más concretamente las grasas trans generadas por procesos tecnológicos de transformación o hidrogenación como los empleados en la elaboración de margarinas poseen efectos perjudiciales para la salud.
     El uso de los ácidos grasos trans prolonga la duración del producto ya que retrasa la oxidación de la grasa y no modifica el color, la textura o el sabor. Los datos de los que se dispone actualmente indican que una ingesta regular de este tipo de grasas aumenta el riesgo de sufrir enfermedades de tipo cardiovascular. Esta evidencia puede aumentar por encima del 90% cuando se consumen como sustitución de otras grasas saludables y se combina con problemas como la obesidad. También se ha sugerido que el desarrollo fetal y el crecimiento postnatal pueden retrasarse debido al paso de ácidos grasos trans a través de la placenta.
    Numerosos trabajos científicos sobre el efecto de estas grasas en el metabolismo indican, por un lado, la posibilidad de interferencia con la síntesis de ácidos grasos de cadena larga y, por otro, un comportamiento semejante al de los ácidos grasos saturados, con aumento de la concentración de colesterol en sangre. Nos encontramos con una molécula extraña que posee un comportamiento diferente al esperado de ácidos insaturados. Incluso hay datos que los relacionan con el desarrollo de algunos tumores. No obstante, la información disponible no permite encontrar una relación directa entre los trans y el cáncer.
    Tanto las autoridades sanitarias de gran número de países como buena parte de la industria alimentaria ya han adoptado alternativas para sustituir o reducir estas grasas. 
      Fuente: Eroski Consumer


    ÁCIDOS GRASOS OMEGA 3

    Los ácidos grasos omega-3 son una serie de sustancias grasas que tomamos en la dieta (salmón y pescado azul) que pertenecen al grupo de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs), y que están relacionadas con el ácido alfa-linolénico. Éste es un ácido graso de los llamados “esenciales” porque nuestro organismo es incapaz de fabricarlo, y tiene que ser tomado con el alimento. Los ácidos grasos omega-3 están implicados no sólo en la maduración y el crecimiento cerebral y retiniano del niño (por eso la leche materna lleva estos ácidos grasos), sino que intervienen en los procesos de inflamación, coagulación, presión arterial, órganos reproductivos y metabolismo graso.

    ¿Qué beneficios aportan para la salud cardiovascular?
    El consumo en la alimentación de ácidos grasos esenciales, los omega-3 y los omega-6, en un adecuado equilibrio y cantidad contribuye a estabilizar el metabolismo de las grasas en el organismo, así como interviene en otros muchos procesos orgánicos. Gracias a ellos, el metabolismo de las grasas (concretamente del colesterol) su cantidad y su transporte se corrigen particularmente, reduciendo el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Concretamente intervienen en la reducción del colesterol transportado en lipoproteínas de baja densidad (sobre todo las partículas más pequeñas y densas, y de mayor peligro, el “colesterol malo” o LDL), y facilitando el aumento de las lipoproteínas de alta densidad (el “colesterol bueno” o HDL) que limpia las arterias en vez de deteriorarlas. Tienen, además, un papel en el funcionamiento normal del endotelio (el tapizado interior de las arterias del organismo) en cuyo seno se producen las lesiones de la arteriosclerosis.
    Fuente: geosalud


    ÁCIDOS GRASOS OMEGA 6


    Los ácidos grasos omega-6 también son esenciales, pero tienden a consumirse en exceso en las dietas modernas, sobre todo por su inclusión en productos de comida elaborada. Los estudios han demostrado que ambos ácidos grasos no sólo hay que tomarlos en cantidades suficientes, además hay que guardar una cierta proporción entre ambos tipos. Se encontró que los humanos evolucionaron consumiéndolos en una proporción de uno a uno, por lo que esta sería la proporción óptima que brinda numerosos beneficios para la salud.

    Sin embargo algunos estudios de nutrición demuestran que las dietas occidentales, más aún la típica estadounidense, pueden tener proporciones de 10:1 (lo cual tiene consecuencias negativas para la salud) e incluso hasta de 30:1. Disminuyendo esta razón a al menos 5:1 entre omega-6 y omega-3 beneficia a los asmáticos, de 4:1 ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares hasta en un 70%, 2-3/1 artritis reumatoide y cáncer colorectal. Recientes estudios publicados en Psychosomatic Medicine (equipo dirigido por la Dra. Janice K. Kiecolt-Glaser, de la Ohio State University), encontraron hallazgos en el sentido de que cuanto más alto era el nivel de ácidos grasos omega 6 en la sangre de los participantes en el estudio, más probabilidades tenían de sufrir síntomas de depresión y tener altos niveles de sustancias sanguíneas inflamatorias (sustancias que incluyen el factor alfa de necrosis tumoral y la interleukina 6).

    Fuente: wikipedia