En el siguiente vídeo, el profesor Claudio Nieto nos informa de un tipo de grasa especial que, en vez de acumular energía, la gasta. Es la llamada grasa parda o marrón.
En los mamíferos existen dos tipos básicos de tejido adiposo, el blanco (normal) y el marrón. La diferencia fundamental está en que el primero simplemente acumula grasas y el segundo las quema para producir calor. Las células del tejido marrón, además de acumular grasa, tienen una gran abundancia de mitocondrias que funcionan a modo de pequeñas estufas. En el metabolismo normal, la oxidación de las grasas permite obtener energía química en forma de ATP, pero en este tejido existe una proteína llamada “termogenina” que desacopla la producción de ATP con oxidación. El resultado es que las grasas se “queman sin más” y la energía acaba convirtiéndose en calor, lo cual es precisamente la función de este tejido.
Según los libros, esta especie de “manta térmica” está presente en los bebés humanos y en algunas especies de mamíferos en estado adulto, pero -categóricamente- no en los humanos adultos. Esta actividad parece ser importante para supervivencia de los mamíferos recién nacidos, muchos de los cuales carecen de pelo. Al parecer, los osos polares adultos emplean este sistema para sobrevivir en el Ártico en vez de hibernar.
Pues bien, parece que habrá que cambiar todos los libros de texto, de acuerdo con un artículo publicado en abril en el New England Journal of Medicine (el resumen aquí).
En estudios previos se habían examinado los escáner (PET-CT) de unos 2000 individuos, por razones que nada tenían que ver con la grasa parda, pero encontraron que este tejido estaba presente en un pequeño porcentaje de los pacientes. Sin embargo, la forma habitual de realizar estas pruebas hacía invisible la grasa parda; básicamente, ésta no se ve a temperatura ambiente (22º C), pero es claramente visible a temperatura algo menor (16º), tal como se aprecia en la foto adjunta.
Actividad de la grasa marrón en un mismo individuo expuesto a
condiciones termoneutrales (22º C), a la izquierda, y al frío (16º C), a la derecha.
condiciones termoneutrales (22º C), a la izquierda, y al frío (16º C), a la derecha.
Cuando se realizó el experimento en las condiciones apropiadas, en la mayoría de los individuos apareció grasa parda. Lo importante, sin embargo, es que la cantidad y actividad de este tejido estaba negativamente relacionado con la obesidad. O sea, a mayor cantidad de tejido adiposo normal menor cantidad del pardo. Este hallazgo abre nuevas preguntas. Es posible que la grasa parda, al ser un quemador de calorías, ayude a los individuos delgados a mantener su peso. Alternativamente, también es posible que en individuos obesos el aislamiento térmico que proporciona el tejido adiposo normal sea suficiente, por lo que el marrón se atrofiaría.
Las aplicaciones prácticas están todavía bastante lejos, pero tal vez algún día sea posible estimular la actividad del tejido marrón. Así, bastaría poner el aire acondicionado a tope para mantenerse delgado ¡vaya chollo!
Texto extraído de: "La lógica del titiritero"
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